lunes, 6 de abril de 2020

Lo recitó el poeta...

Dulce Señor, enamorado mío,
¿a donde vais con esa cruz pesada?
Volved el rostro a una alma lastimada
de que os pusiese tal su desvarío.

De sangre y llanto entre los dos un río
formemos hoy; y si a la vuestra agrada,
paramos el dolor y la jornada,
que de morir por Vos, en Vos confío.

¡Ay, divino Señor del alma mía!
No permitáis que otro nuevo esposo
me reconozca suya en este día;

bajad de vuestros cielos amoroso,
y si merece quien con vos porfía,
dadme estos brazos Esposo.
Camino del Calvario
Fray José Gabriel López Téllez,
Tirso De Molina (1573-1648)