viernes, 10 de abril de 2020

Lo recitó el poeta...

Casi en las manos sosteniendo el brío,
desprendido y yacente el cuerpo santo
deshabitado está, ¡no alzad el llanto!
Ya tiene luz la rosa y gozo el río.

La muerte confirmó su señorío
sobre la carne del Señor, y en tanto,
si es sombra sana su mortal quebranto,
ya está el tiempo parado, Cristo mío;


ya está el tiempo en el mar y está cumplida
la noche en la mirada redentora
que vió la luz mirando el firmamento.

¡Y volverá el pecado con la vida,
y clavada en la cruz está la Aurora
ya inútil el abrazo y leve al viento!

A Jesucristo nuestro Señor muerto en la cruz para salvarnos   
Luis Rosales Camacho (1910-1992)