domingo, 22 de julio de 2012

Hacía otra nueva Cofradía, la de la Expiración

Santísimo Cristo de la Sed (2010), obra de Elías Rodríguez
Picón para Jerez de la Frontera.

Apenas hace un año surgió la iniciativa en pleno corazón del barrio musulmán de la Almedina; uno de sus vecinos más cofrades, Baltasar Jiménez Campuzano, ha puesto en marcha un ilusionante proyecto cofrade, nos lo preguntó y no dudamos en indicarle el camino, el que lleva a Huelva, al taller rocianero de Elías Rodríguez Picón. De sueño a realidad hay sólo un corto camino por recorrer, el del trabajo y el tesón sin reparar ni en las zarzas ni en los espinos, así es que Baltasar muestra orgulloso ya un reportaje fotográfico del modelado en barro del que sin duda está llamado a convertirse en la escultura de crucificado más importante y notable de la imaginería cofrade almeriense. El apolíneo Cristo hunde su cabeza  sobre el hombro derecho, es el último estertor, el último grito, el último suspiro de la verdad consumada, «Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu», la imponente figura se yergue asido al madero por cuatro clavos, dos en los pies separados que impulsan el cuerpo de manera escalofriante hacia el Padre, el ampuloso y ágil paño de pureza recuerda soluciones italianas de movimiento empleados por los grandes maestros renacentistas. En septiembre -nos dice- comenzarán los trabajos de talla sobre cedro real, para 2013, quizás, esté acabada la obra. 

Comenzará entonces otra historia, la del tortuoso y lento camino legal, tan legal seguramente como casi siempre injusta, la del Calvario cumplirá en enero un lustro de espera, todavía no más de la década que lo hizo la Caridad, o los once años que se llevó la del Rosario. Dicen que el Cristo se podrá ver todos los días del año desde una ventana en la misma Almedina, será entonces cuando le llegue la verdadera aprobación a esta nueva Hermandad Benéfica del Santísimo Cristo del Gran Amor en su Sagrada Expiración y Nuestra Señora del Carmen Doloroso, la de los fieles.