domingo, 15 de julio de 2012

Desnudando al Señor de la Misericordia

La imagen se presentó tal cual figurará en el paso, despojando al Señor de la Misericordia de sus vestiduras
Fernando Manuel Del Toro Plaza,
satisfecho con su primera obra.
Ésta es la leyenda con la que Fernando Manuel Del Toro Plaza ha firmado en el suelo de pizarra sobre  el que pisa su imagen del otpio romano, que despoja a Nuestro Padre Jesús de la Misericordia de sus vestiduras. Comienza así la creación del grupo escultórico del Despojado, que si bien en su día se aprobó confiar a las gubias de Antonio Joaquín Dubé De Luque, finalmente la Junta de Gobierno de la Hermandad de los Ángeles ha optado -razones económicas de peso- por la obra del novel Del Toro Plaza, que hace de este modo sus primeras armas en la imaginería procesional. El próximo Domingo de Ramos D.m., el Señor de la Misericordia completará y dará sentido a la popular cofradía del barrio de Los Ángeles, saldrá por vez primera a la calle con la primera parte de su misterio, el ya sabido otpio romano y Simón de Cirene sosteniendo la cruz.

 Presentación                                                                               

Finalizada la eucaristía parroquial, Del Toro Plaza tomó la palabra para desglosar de manera minuciosa todas la características técnicas y artísticas del optio, con un somero repaso histórico a la disciplina y aditamentos militares del ejército romano. La imagen, de talla completa, incluidos el cassis, la lorica musculata y las caligas, ha sido sometida a un proceso de policromía novedoso según su autor, a base de siete capas de veladuras, siguiendo los cánones del neobarroco imperante aunque haciendo uso, especialmente en el rostro, del hiperrealismo. Capa, túnica y plumero -en detrimento de la crin de caballo-, glaudius y bastón, así como los correajes forman parte de las preseas del sicario,  los elementos de guarnicionería han sido confeccionados por Eduardo Tejera Del Castillo. El imaginero sevillano, con taller  en la tomareña calle Lucrecia Alfaro, se ha permitido dos licencias alegóricas para personalizar su obra, una piedra invertida en forma cadavérica alusiva al Gólgota -que pisa el romano- y un lagarto que sale bajo ésta, fijando la escena en la propia naturaleza.