El que fuera guardián del convento de san Agustín, Fray José Martínez Cano, ha fallecido hoy, día 11 de mayo, a los sesenta y siete años de edad, en el convento de santa Ana, de Orihuela (Alicante), tras una penosa enfermedad. En sus cincuenta y un año de vida franciscana y cuarenta y cuatro de ministerio sacerdotal, Fray José ha dejado profunda huella por donde ha pasado, naturalmente entre la feligresía franciscana de nuestra ciudad y de manera más particular en dos hermandades, la del Silencio, de la que fue Director Espiritual durante casi una década, y la de la Caridad, a la que a pesar de las presiones que recibió de los rectores cofrades de la época, autorizó y honró con su presencia la bendición del Santísimo Cristo de la Caridad, al que acompañó también en su traslado a san Francisco de Asís. Del mismo modo acogió en 2000 a la Hermandad de la Borriquita en un situación harto complicada para la corporación del Domingo de Ramos tras su desalojo de la Catedral y la intervención episcopal.
Bondad y cercanía con los más necesitados fueron el mayor adorno de sus virtudes de este franciscano afable y digno seguidor del carisma de Francisco. En la actualidad ejercía como asistente provincial OFS. Su entierro será mañana jueves 12 de mayo, a las 11h. en el convento de Orihuela (Alicante).
Algunos datos biográficos
Había nacido en Rincón de Beniscornia, pedanía perteneciente a Murcia, el 1 de enero de 1944, tras ingresar en el noviciado en Jumilla el 27 de septiembre de 1959, realizó su profesión solemne en Teruel en 1965, siendo ordenado sacerdote en Albacete el 17 de septiembre de 1967. Tras concluir la Licenciatura en Ciencias Sociales marcha a Centro América en el año 1976, ejerciendo en Nicaragua, Costa Rica, donde fue maestro de estudiantes, y Guatemala.
Vuelve a España en 1979, es destinado a Cartagena siendo definidor provincial y profesor del Instituto Teológico de Murcia OFM, donde impartió Sociología de la Religión, latín y Doctrina Social de la Iglesia. Sería Guardián de Almería, Almansa y Lorca donde le sorprendió la enfermedad que tan fulminantemente lo ha llevado a los brazos del Padre.
