martes, 2 de abril de 2013

Hoy no es Domingo de Ramos

Por más que muchas calles, como la de Lopán en el barrio de Los Ángeles, exhiban todavía estas horrorosas e impropias señalizaciones dispuestas por el Ayuntamiento al paso de nuestras Cofradías, hoy no es Domingo de Ramos, aunque ocho días después sigan las ruedas contaminando la vía pública como si de un circuito de carreras se tratara. Estorbaron al paso de algunas cofradías, cuyos nazarenos las fueron sorteando como una curva más en el camino ante la falta de personal auxiliar necesario en los cortejos para, entre otros menesteres, la retirada de obstáculos. Los políticos deben creer que una procesión es algo parecido a una cabalgata, les encanta poner señales llamativas y a veces innecesarias, vallas, que son como al campo, injustificables para una procesión que lo que precisa es el calor y la cercanía de la gente, por no hablar de las cintas de plástico de la policía local para acotar espacios, véase las de la Plaza Emilio Pérez en los parterres a los que precisamente otro vallado impedía ya el acceso para el Encuentro. En fin, las crónicas se complacen en lo sucedido como ocurre en un estado dictatorial donde nadie alza la voz y así los políticos contentos del resultado, les sale una campaña muy barata, retratados a diario en la prensa, bien agarrados a un martillo, delante de los pasos o con algún que otro famosillo de basura televisiva subidos también al rebufo del tirón mediático. No todo está de diez - en tres meses no se han podido levantar unos cables para que pase una Cofradía- pero nadie va a emitir crítica alguna contra el Ayuntamiento o aquello que no haya estado a la altura de las circunstancias, lo que lejos de ser ofensivo es tan necesario si se pretende mejorar, salvo que la mayoría adoptrinada crea que nuestra Semana Santa ha alcanzado cotas de excelencia y sea insuperable, tanto como para pedir la declaración de Interés Turístico Internacional, que esa barbaridad dijo el alcalde en unas desafortunadas declaraciones con motivo del Encuentro Nacional de Cofradías, al que por cierto sólo asistió para la copa de vino español, se comprende.