domingo, 9 de diciembre de 2012

El Encuentro será cosa de dos

NAZARENO Y AMARGURA

Así lo ha querido un minoritario cabildo general -tan sólo asistieron medio centenar de hermanos- del que  resulta una Hermandad fraccionada, veintiocho votos contra veintitrés, victoria pírrica para eliminar un paso, siempre nos cabe la duda de cómo en nuestras cofradías se cambian las cosas sin necesidad de reformar las reglas, lugar donde se ha de contemplar el cuórum mínimo de al menos dos tercios de los hermanos con derecho a voto para el transcendental asunto de su reforma. Aún así creemos que la medida beneficia a la Hermandad en lo estético, en lo económico y en lo evangélico -de procesionar la imagen de la Verónica sólo tiene, a nuestro juicio, lugar en un misterio-, pero nuestra opinión, quizás como la de tantos otros, no tiene más valor que el anecdótico, ni pertenecemos a la nómina nazarena ni pagamos la cuota de hermano. La cofradía de Ciudad Jardín con este gesto cierra, sin saberlo, un círculo histórico, la incorporación de pasos en nuestras cofradías y la posterior y lógica supresión de los mismos.

Tres mejor que dos

Y es que esto de los tres pasos ha sido norma común en las cofradías creadas con anterioridad a 1980, con ello se creía ganar un prestigio y dimensión de la estación de penitencia muy lejano al resultado final.

Así el Jueves Santo de 1980 la Congregación de las Angustias y Buena Muerte sacaba a la calle unas andas con tres cruces vacías a las que tuvo la osadía de denominar paso del Calvario, incorporando un nuevo tramo con nazarenos vestidos de antifaz sin macho con túnica negra y capa blanca. El resultado de todos conocido fue su sustitución en 1988 por el paso, ya sí, del  Calvario, con imágenes de variopinta autoría y peor resultado, hasta que en 2005 un valiente hermano mayor, Alejandro Mengíbar Ponce, puso fin al despropósito y así la rancía Congregación comenzó su despegue. ¿Recuerda alguien a aquellos costaleros calvaristas cabreados pancarta en mano a las puertas de San Juan ese Jueves Santo? quizás sí, pero la razón asiste hoy más que nunca al bueno de Alejandro que retomó el origen y sentido de la Cofradía de las Angustias en la calle. De aquel paso perdido, surgió la actual Cofradía del Calvario dos años después.

Qué decir del Silencio cuando en 2000 decidió volver a sus orígenes y suprimir de una tacada tres pasos,  la Oración del Huerto y el Nazareno del Camino (1960) y la Columna y Azotes (1961), más presión que tuvo la hoy corporación franciscana, nadie. Los colaboradores de prensa que afloran y se multiplican en Semana Santa con sus sesudas columnas de opinión y sus titulares grandilocuentes copiados y arreglados en la mayoría de otras cabeceras, pontificaron sobre este asunto, hablaban incluso de rechazo desde las aceras por el nuevo giro tomado por la Cofradía. Otro valiente, Manuel Vicente Barranco Rodríguez, fue quien movió los hilos, quien elaboró la fórmula magistral cuyo resultado es el nuevo Silencio, el Silencio de la fundación que nadie hoy se atreve a cuestionar, incluidos aquellos que  participaban en los extintos pasos y que salvo rara avis no han vuelto a arrimar el hombro.

Quizás estos sean los pasos desaparecidos más recordados y significativos, sin mencionar las alternativas de la Cofradía de Prendimiento, pero ha habido otros de los que merece la pena hacer memoria.

La propia Cofradía de los Nazarenos incorporó en 1993 un pasito infantil con una cruz tumbada abriendo procesión, experimento de tan dudoso gusto no volvió a salir más, inventos como éste se multiplican hoy por guarderías y colegios empeñados en vender la Semana Santa como un producto festivo cercano al carnaval.

La Soledad, quién lo iba a decir de esta hoy adusta y severa cofradía, recuperó en 1982 su llamado paso de la Cruz, creando también un nuevo tramo de nazarenos revestidos de túnica negra con capa y antifaz morado, el descabellado invento, en su segunda etapa -salió por primera vez en 1945-, duró sólo seis años saliendo por última vez en 1988. La misma corporación, en otro periodo histórico, ya había experimentado esto de los tres pasos, al incorporar el de la Santa Faz en 1911 que acompañó al de San Juan y al de la Virgen de los Dolores.

También la Borriquita puso su granito de arena a este dislate de pasos sin sentido, el Domingo de Ramos de 1989 sumó al cortejo un pasito infantil, al que pretenden llamar el del Niño Jesús del Remedio, compuesto por uno de esos niños Jesús seriados de los que se compran en las tiendas de imaginería sevillana, dejó de salir en 1994.

La historia se repite, otro valiente, y precisamante de Jueves Santo, Francisco Javier Vargas Ramírez, ha cortado por lo sano, para llevar -lo veremos en próximos años- a donde la cofradía nazarena de antiguo origen merece, a su lugar en la jornada santa y clásica del Jueves y devolverle su prestigio en nuestra Semana Mayor.

La señora del paño

A la que así se refirió en genial e infrecuente pregón dedicado a la Hermandad en 2003 el periodista y escritor José Antonio Garmendia Gil, desaparece de nuestra Semana Santa tras sesenta años, su primera salida se produjo el Miércoles Santo 9 de abril de 1952, dejando de salir en 1966 y 1967 que no lo hizo la cofradía, en 1970, nuevamente por la suspensión de la procesión en 1971, 1972, 1974, 1975 y 1976, en 1977, no volviendo a procesionar de nuevo hasta 1983. La imagen de vestir, de tamaño académico -quizás así la concibió José María Hervás Benet condicionado por seguir las proporciones de los titulares-, representa un pasaje apócrifo, por lo que nosotros lo hemos venido considerando como un paso alegórico, si bien la Iglesia Católica por tradición lo incluyó como sexta estación del Vía+Crucis, Verónica limpia el rostro de Jesús. Lo que resulta del todo aconsejable es su conservación y exposición, si alguna vez la Hermandad puede dignificar el culto a sus imágenes en un retablo dentro de su capilla en San Antonio, sin duda que la Verónica tendría un lugar a la izquierda del Nazareno, flanqueado también por la Virgen de la Amargura, recordando de ese modo lo que los evangelios no cuentan pero sí la tradición cristiana.